La programación invisible: tus miedos también tienen infancia
- María Roxana Vega A.
- 15 may
- 3 Min. de lectura

Segunda parte : La ansiedad Enferma
Ahora hablemos de algo que no viene en los libros (o que al menos no viene subrayado): tus ansiedades no se inventaron ayer; se construyeron en tu mente, por ejemplo, con cada “¡cuidado!”, “no hagas eso”, “y si te pasa algo…” que escuchaste de niño. Lo que se pensó como protección se convirtió en programación ansiosa.
Sí, somos como computadoras emocionales, Y esa vocecita que te dice "¡no vas a poder!" no vino instalada de fábrica, fue descargada en la infancia o incluso grabada en tus genes por herencias generacionales. Lo más conocido va por la ruta mensajera de papá, mamá, la maestra de segundo o el chico de la primaria que te dijo que tu risa era rara. Cada línea de miedo fue como diria Eric Berne un “guion interior” que seguimos ejecutando en automático.
¿Y si te dejaras de pelear contigo?
A ver, no se trata de eliminar la ansiedad como si fuera un bicho feo. Se trata de escucharla. De preguntarle: “¿Qué me estás queriendo decir?”. A veces, solo quiere avisarte que estás yendo demasiado rápido, que estás cargando con mochilas que no son tuyas o que te olvidaste de tu cuerpo, de respirar.
La buena noticia es que la neuroplasticidad no es solo una palabra larga y elegante. Es la capacidad real de tu cerebro de reprogramarse, de crear nuevas rutas menos trágicas, menos inflamadas y más sabias. Y eso empieza por querer romper los bucles ansiosos programados, tratarte con más amabilidad y menos juicio.
Entonces..y si la ansiedad no fuera el enemigo, sino una guía confundida con mal GPS. Y si en vez de callarla, la abrazamos y la reeducamos. Y si.. solo si.. aprendemos a vivir desde un lugar más consciente, respirado y menos inflamado, podríamos empezar a sanar no solo la mente, sino también el cuerpo..
¿Y si empezamos hoy?
Y aquí entra algo que te quiero presentar, suena sencillo, pero que es revolucionario: el mindfulness.
Sí, esa palabra que a veces parece sacada de un catálogo de spa, pero que en realidad es una práctica poderosa y milenaria: entrenar a la mente para estar presente, ahora, justo ahora.
Porque la ansiedad vive en el futuro. En los “¿y si me pasa esto?”, “¿y si no soy suficiente?”, “¿y si sale mal?”. Pero el cuerpo, querido lector-oyente, solo puede existir en el presente. Si traemos la mente al cuerpo, la ansiedad pierde poder.
No necesitas irte a la India ni hacer ayuno de pantalla. Solo respira. En serio, hazlo ahora mismo:
Inhala…exhala…
Otra vez. Pero esta vez, acompaña tu respiracion, 4 veces respiracion completa Sé testigo de tu respiración.Cierra los ojos si puedes.Siente cómo el aire entra, siente cómo sale.Y ahí estás. Aquí. No en el futuro, no en el pasado. En el único lugar donde puedes encontrar paz: el presente.
Y te vas a dar cuenta de algo, que a veces se nos olvida por completo, nuestra respiracion, nuestro motor de vida.No necesitas resolverlo todo ya, ni trabajar más, ni correr más rápido para llegar a ese lugar.
Porque hay una parte de tu mente que no necesita nada. Que solo quiere que la reconozcas, que te sientes con ella un rato, en silencio, y le digas: “Ya no tengo que buscar más; Ya estoy aquí. Contigo”.
Hazlo y descubre por ti mismo ese lugar.
Mg Psicóloga Clínica Maria Roxana Vega A
Especialista en ansiedad y mindfulness.
Directora Terapéutica Centro Walnut.
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