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María Roxana Vega A.

La Adicción: Una Anestesia Psicológica que Merece ser Entendida y Tratada

En nuestra sociedad actual, las adicciones son vistas con frecuencia desde una perspectiva superficial: un problema de consumo, una mala decisión, o incluso una falta de voluntad. Sin embargo, detrás de cada adicción hay una historia más compleja, una que muchas veces está profundamente arraigada en el dolor emocional, la desconexión y la necesidad de lidiar con la vida de una manera que la persona no puede manejar de otro modo.


Detrás de cada adicción hay una historia más compleja. Abusos, pérdidas significativas o experiencias de rechazo.

La adicción puede entenderse como una forma de anestesia psicológica, una herramienta que el cerebro utiliza para evadir el sufrimiento que no se ha podido procesar o enfrentar. A través de este mecanismo, la persona busca alivio temporal, aunque este "remedio" a menudo agrave el problema original y genere consecuencias negativas para su bienestar físico, mental y social.


¿Qué es la anestesia psicológica?

Cuando hablamos de anestesia, pensamos en un medio para evitar el dolor físico. En el caso de la adicción, esta función se traslada al ámbito emocional. Las sustancias o comportamientos adictivos—como el alcohol, las drogas, el juego, o incluso el trabajo excesivo—pueden brindar un respiro momentáneo del estrés, la ansiedad, la tristeza o el vacío existencial.


El problema es que esta anestesia no cura el dolor de fondo; solo lo oculta momentáneamente. Con el tiempo, la adicción pasa a convertirse en un círculo vicioso donde el alivio temporal es seguido por más sufrimiento, tanto físico como emocional.


¿Qué hay detrás del dolor?

Las causas subyacentes de la adicción suelen ser multifacéticas. Muchas personas enfrentan:


Traumas no resueltos: Abusos, pérdidas significativas o experiencias de rechazo.

Estrés crónico: Una sensación abrumadora de no poder cumplir con las demandas de la vida diaria.


Falta de conexión: Relacionada con un sentimiento de aislamiento social o emocional.

Por ello, es crucial mirar más allá del consumo o la conducta problemática. Preguntarnos "¿qué está tratando de evitar o sanar esta persona?" puede abrir la puerta a una comprensión más empática y efectiva.


El camino hacia la sanación: más allá de la abstinencia

Abordar la adicción como anestesia psicológica implica mucho más que simplemente dejar de consumir una sustancia o abandonar un hábito. La recuperación requiere un proceso profundo que abarque:


Identificación del dolor emocional: Reconocer y validar las experiencias que llevaron a la persona a recurrir a la adicción.


Terapia emocional y psicológica: A través de enfoques como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de trauma o las terapias de grupo.


Reconstrucción de la conexión: Cultivar relaciones saludables y un sentido de pertenencia con los demás.


Estilo de vida integral: Promover el ejercicio, una alimentación equilibrada y actividades que brinden un propósito personal.


Es fundamental que como sociedad dejemos de ver la adicción con estigmas o juicios. En su lugar, debemos entenderla como una señal de que algo más profundo necesita atención.

El apoyo temprano y profesional puede marcar la diferencia entre una vida atrapada en el sufrimiento y una vida plena. Si conoces a alguien que está luchando con una adicción, recuérdale que pedir ayuda no es una muestra de debilidad, sino de fortaleza.


La sanación es posible, y todo comienza con el primer paso: reconocer que detrás de la anestesia psicológica hay un dolor que merece ser escuchado y tratado.


María Roxana Vega

Psicóloga Clínica, Directora de Centro Walnut

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