top of page
Buscar

Sanar por dentro: la oportunidad de volver a ser uno mismo

Mi propósito es sanar de mis adicciones.

Cuando uno ha perdido el rumbo y siente que ya no tiene fuerzas para seguir, es fácil creer que todo está perdido. El cuerpo está cansado, la mente agotada. La vida se empieza a ver a través de unos lentes oscuros que no dejan ver salida ni esperanza.


Soltar una adicción, es despedirse de quien has sido hasta ahora y descubrir una nueva versión de ti mismo.
Soltar una adicción, es despedirse de quien has sido hasta ahora y descubrir una nueva versión de ti mismo.


Pero ese cansancio, ese desgano, no son fallas personales: son señales claras de que nuestros recursos físicos, emocionales y psicológicos están colapsados. Y justamente ahí, en ese momento de oscuridad, es cuando más necesitamos una mano amiga. Alguien que nos ayude a avanzar, como un bastón que guía a quien no puede ver con claridad el camino.


El inicio de cualquier proceso de cambio es, sin duda, el más difícil. Las antiguas costumbres —los hábitos adictivos— se resisten a desaparecer. Reclaman su espacio, su "alimento", y luchan por mantenerse. Pero cuando aparece un nuevo propósito, una motivación real por vivir una vida libre de adicciones, algo comienza a transformarse por dentro. Es el inicio de un proceso profundo, casi alquímico: pasamos del deseo de consumir, al deseo de sanar.


En ese proceso, aparecen tensiones. Se rompe una relación que, aunque dañina, en algún momento nos dio bienestar o contención. Y muchas veces, sin darnos cuenta, intentamos reemplazar una adicción por otra: dejo el cigarro, pero empiezo a comer en exceso; dejo el alcohol, pero me obsesiono con el trabajo. La estructura adictiva sigue ahí, buscando una vía para mantenerse viva.


Por eso, cuando la necesidad de consumo tiene tanta fuerza en nuestra mente, lo más seguro y efectivo es ingresar a un tratamiento residencial. Un espacio protegido, libre del acceso a sustancias o conductas adictivas, donde sea posible reaprender a vivir. Donde podamos reescribir nuestro propósito y darle un nuevo sentido a nuestra vida, esta vez desde la libertad y la conciencia.


Con el tiempo, el deseo de consumo —que al principio lo ocupaba todo— empieza a alejarse. Ya no es el centro, sino una experiencia de vida que dejó una gran enseñanza. Una cicatriz que no se olvida, pero que ya no duele. Porque hoy ese dolor tuvo sentido: fue el impulso para comenzar un camino hacia algo mejor. Y ese propósito, el de sanar, ya lo comprendimos.


María Roxana Vega A.

Mg Psicóloga Clínica - Especialista en Ansiedad y Mindfulness

Directora de Centro Terapéutico Walnut

 
 
 

Comments


Logo horizontal fondo negro
bottom of page