¿La ansiedad: enemiga o mensajera?
- María Roxana Vega A.
- 21 abr
- 2 Min. de lectura
Actualizado: hace 4 días

Muchas veces nos preguntamos: ¿la ansiedad es mi enemiga o una parte de mí que quiere decirme algo? ¿Es algo que debo eliminar… o algo que puedo aprender a escuchar?
La forma en que interpretamos la ansiedad cambia completamente nuestra relación con ella. Si la vemos como una mensajera —una señal de que algo en nuestro interior necesita cuidado—, podemos comenzar a mirarla con compasión en lugar de miedo o rechazo.
Escuchar a nuestra niña interna
Desde una mirada más emocional, como propone el psiquiatra Eric Berne, podríamos imaginar que esa ansiedad proviene de nuestra "niña interna", una parte más vulnerable y sensible que busca protección. Y como adultos, ¿cómo nos relacionamos con esa niña?
¿La retamos, la ignoramos, la adormecemos? Muchas veces, sin darnos cuenta, recurrimos a mecanismos automáticos como comer algo dulce en la noche para calmar esa inquietud que no nos deja dormir. En ese gesto, sin saberlo, le estamos enseñando a nuestra parte interna: “cuando te sientas ansiosa, calma esa sensación con comida”.
Este tipo de asociaciones pueden funcionar al principio, activando el sistema de recompensa, pero con el tiempo dejan de ser efectivas. La ansiedad vuelve, más fuerte, porque no fue escuchada… solo fue tapada.
Una nueva forma de relacionarnos con la ansiedad
Entonces, ¿qué pasaría si empezáramos a ver la ansiedad con otros ojos? No como un castigo, sino como una parte nuestra que tiene miedo. Una parte que tal vez aprendió que todo debe estar bajo control para estar tranquila. Que el error no está permitido. Que no hay espacio para fallar.
La ansiedad no viene a dañarnos. No es una traición interna. Es una señal que necesita ser atendida. No cambia si la castigamos o la negamos. Pero puede transformarse si primero la miramos con curiosidad, si luego la escuchamos con amor.
Preguntarnos: ¿por qué me siento así? ¿Qué miedo hay detrás de esta sensación? puede ser el primer paso. Y aunque al principio nos cueste, podemos aprender a ser una parte amorosa para esa niña interior. Mostrarle que estamos presentes. Que puede sentirse en paz, incluso cuando no todo está perfecto.
Ser luz para esa parte oscura
Podemos empezar a hablarle con cariño, decirle: “te amo, incluso cuando te equivocas”. Acompañarla con respiraciones conscientes, como enseña el mindfulness. Ser luz para esa parte de nuestra historia que aún está en sombra.
Porque la ansiedad no es el problema. El problema es no escuchar lo que viene a mostrarnos.
María Roxana Vega A.
Mg Psicóloga Clínica - Especialista en Ansiedad y Mindfulness
Directora de Centro Terapéutico Walnut
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