Una de las preguntas clave al abordar el proceso de cambio en una persona con adicción es si la abstinencia, entendida como el no consumo absoluto de la sustancia o la renuncia al comportamiento adictivo, es realmente necesaria. Este cuestionamiento se relaciona con el debate entre consumo versus no consumo, una aparente contradicción que a simple vista puede parecer imposible de resolver. Sin embargo, la respuesta radica en comprender los diferentes niveles de cambio que una persona puede experimentar y el propósito que la abstinencia cumple en ese proceso.
¿Cambio superficial o cambio profundo?
Para abordar una adicción, es fundamental distinguir entre dos tipos de cambio:
Cambio superficial: En este caso, la persona modifica ciertos hábitos o reduce el consumo, pero sin alterar profundamente las raíces de su relación con la sustancia o el comportamiento. Este enfoque, aunque puede parecer útil a corto plazo, no suele garantizar una transformación duradera.
Cambio profundo: Aquí, el objetivo no es solo dejar de consumir, sino transformar por completo la forma en que la persona se relaciona con sus deseos y emociones. Este tipo de cambio apunta a sanar las causas subyacentes de la adicción y construir una vida plena y significativa sin depender de sustancias o conductas adictivas.
La abstinencia juega un papel esencial en este segundo nivel. No se trata únicamente de evitar el consumo como una regla, sino de crear el espacio necesario para reestructurar el deseo y sanar emocionalmente.
El objetivo de la abstinencia no es simplemente restringir el comportamiento de consumo, sino transformar el deseo que lo alimenta. Esto implica:
Romper el ciclo de dependencia: La abstinencia permite que la mente y el cuerpo se desconecten del patrón automático que refuerza la adicción. Este primer paso es esencial para que la persona recupere la claridad y el control sobre sus decisiones.
Gestionar las emociones de manera saludable: En muchas ocasiones, el consumo es una forma de lidiar con el dolor, el estrés o la ansiedad. La abstinencia abre la posibilidad de desarrollar herramientas emocionales más efectivas y sostenibles para afrontar estos desafíos.
Construir una nueva identidad: Dejar de consumir no es suficiente si no se acompaña de un trabajo profundo que ayude a la persona a redescubrirse y a construir una vida en la que la adicción no tenga cabida. Este proceso es uno de los pilares de un cambio duradero.
¿Es la abstinencia el único camino?
Si bien la abstinencia es un componente central en muchos enfoques terapéuticos, no todas las personas siguen el mismo camino hacia la recuperación. En algunos casos, se pueden explorar enfoques intermedios, como la reducción de daños, especialmente en etapas iniciales del tratamiento. Sin embargo, para lograr una transformación profunda y sostenible, la mayoría de los especialistas concuerdan en que la abstinencia es fundamental.
La clave está en comprender que este proceso no se trata solo de dejar de consumir, sino de trabajar en las raíces emocionales, psicológicas y sociales que sostienen la adicción. En el Centro Walnut, dentro del programa residencial, nuestro enfoque terapéutico se centra en el modelo abstencionista y en acompañar a las personas en este viaje, proporcionando herramientas, apoyo y un entorno seguro para lograr una recuperación integral.
La abstinencia no es simplemente una "meta final", sino una herramienta poderosa para iniciar un cambio profundo y significativo en la vida de quienes enfrentan una adicción. Aunque puede parecer un desafío inmenso al principio, con el apoyo adecuado, es posible transformar el deseo, sanar emocionalmente y construir una vida plena y libre de adicciones.
Si estás buscando ayuda para ti o para alguien cercano, no dudes en contactarnos. En el Centro Walnut estamos aquí para acompañarte en este camino.
Ps.Maria Roxana Vega Alabarce
Magister en Psicologia Clinica, Directora Terapeutica Centro Walnut
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