
La ansiedad... podríamos escribirle una canción. Se nos ha vuelto una compañera infaltable, apareciendo en los momentos más cotidianos. Todo podría pasar piola, pero no, ¡señores! Ahí está, hablándonos al oído, diciéndonos cómo reaccionar.
Ejemplo clásico: tienes que dar un examen y tu mente ansiosa comienza el show... ¿Y si me quedo en blanco? ¿Y si me empieza a doler el estómago? Y ¡pum! Se activa el cuerpo, la mente se inquieta, el malestar se apodera de ti. No te das cuenta, pero esa sensación tiene nombre: ansiedad.
Ansiedad, miedo y la intolerancia a la incertidumbre
La mente ansiosa tiene un gran problema: no soporta la incertidumbre. Le carga no saber qué va a pasar. Pero aquí está el secreto (y tengámosle un poco de compasión): nuestra mente ha sido condicionada por el miedo. No puede aceptar que el futuro, por definición, es incierto.
Porque, seamos honestos, ¿quién sabe realmente qué pasará antes de que las cosas ocurran? La vida es incertidumbre. Podemos angustiarnos por eso, o aceptarlo con humildad y aprender a vivir con lo impredecible. ¿Lo vemos como algo horroroso o como una oportunidad? Depende de los ojos (y el cerebro) con los que lo miremos.
La trampa de la ansiedad: el refugio en las adicciones
Cuando nuestra mente entra en modo catástrofe, el cerebro –que no distingue entre fantasía y realidad– reacciona como un niño asustado. Y ahí viene el golpe de cortisol recorriendo el cuerpo. Nos sentimos mal, y entonces buscamos cómo arrancarnos de la sensación:
✅ Un chocolatito.✅ Un traguito, porque rico igual, ¿o no?✅ Un pucho para "relajarme".
Y así, casi sin darnos cuenta, nuestro cerebro aprende algo: esto me alivia. Y si lo repetimos una y otra vez, se convierte en hábito. Un hábito que nos seduce, nos atrapa y, con el tiempo, forma una mente adictiva.
El psiquiatra Judson Brewer, con una mirada aguda desde la neurociencia, ha demostrado que la ansiedad y las conductas adictivas están profundamente relacionadas. Así que no, el problema no es el alcohol ni la comida ni el cigarro. El problema es la ansiedad.
¿Cómo salimos de este ciclo?
Si la ansiedad nos lleva a las adicciones, ¿cómo salimos de ahí? La respuesta está en entrenar otra mente: una que acepte la incertidumbre, que confíe, que encuentre serenidad en la vida con todos sus colores.
Aquí es donde entra Brewer otra vez. Profesor de Yale e investigador en neurociencia, ha dedicado su trabajo a demostrar cómo la práctica del mindfulness puede ser una herramienta poderosa para cambiar patrones adictivos. Porque, aunque muchos necesitan evidencia científica para confiar en estas prácticas, los estudios ya lo respaldan.
Desde mi experiencia en psicología, y desde el trabajo en Centro Walnut, sabemos que enfrentar la ansiedad es una puerta de salida real para romper con las adicciones. Y no solo una salida bonita, sino efectiva.
María Roxana Vega A.
Mg Psicóloga Clínica - Especialista en Ansiedad y Mindfulness
Directora de Centro Terapéutico Walnut
Comentários